
Isabel Peralta ha sido juzgada hoy en Madrid. El representante del Ministerio Público le imputa un delito contra los derechos fundamentales y libertades públicas en su modalidad de provocación a la discriminación y odio, por el cual le piden 3 años y 6 meses de prisión e inhabilitación para trabajar en la docencia o la investigación histórica. Una petición totalmente desproporcionada por cuestiones políticas.
El proceso es debido a un discurso que pronunció frente a la embajada de Marruecos en 2021, en respuesta a la crisis producida por las presiones en materia de inmigración de Marruecos, tras los hechos ocurridos en la frontera de la playa del Tarajal en Ceuta, en la que se produjeron diversas avalanchas, que permitió la entrada sin autorización de cientos de inmigrantes.
Desde Devenir Europeo le mandamos nuestro sincero apoyo a Isabel Peralta, ante este proceso desmedido y totalmente desproporcionado.
COMUNIDAD en lugar de AISLAMIENTO 🤝
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#Represión: Isabel Peralta nos hace llegar este mensaje en relación al proceso al que está siendo sometida:
“No es el odio racial el que nos mueve a actuar, odiar cualquier raza es una necedad, puesto que todas las razas son un reflejo de la policromía de la ley natural. Por el contrario, es la firme voluntad de asegurar la existencia de nuestro pueblo lo que nos lleva a movilizarnos ante la pasividad de un gobierno que actúa envuelto en los inmortales principios del pacifismo y la tolerancia pero que se traducen en la práctica en debilidad y renuncia.
«Nosotros actuamos por amor, por un amor a nuestro pueblo, a su belleza, a su espíritu y a todo lo que significa su cultura. Nosotros actuamos amparados por la justicia de la ley natural, la ley que legitima la defensa ante el peligro de la propia vida y nuestro pueblo está amenazado de muerte.”
Estas líneas fueron pronunciadas en el discurso que di ante la embajada marroquí en mayo de 2021. Acudimos a una concentración convocada como respuesta a la crisis migratoria que sufrimos tras la amenaza pública de la embajadora marroquí, derivada de la atención médica que recibió en nuestra sanidad un líder del frente polisario. No es el odio racial el que nos mueve a actuar, hoy como ayer estoy convencida de esta premisa. La defensa de nuestra nación es un derecho reconocido constitucionalmente a los españoles, derecho que parecen relegar a un segundo plano cuando se trata de enjuiciar y encarcelar a nacionalistas sin intereses ocultos, movidos por el más profundo amor hacia su pueblo y hacia su sangre. No debe preocuparnos la cárcel, pues esta es una afirmación de que nuestras ideas “atávicas” siguen constituyendo un auténtico peligro para el status quo mantenido por cipayos y traidores que venden nuestra soberanía al mejor postor. Si la verdad se mantuviese a la espera de que no provocara ya escándalo alguno, entonces se mantendría oculta hasta el final de los tiempos. Este es su honor y su prueba: que genera odio.
No ha sido la comunidad migrante la que ha elevado mi voz a los tribunales. Ha sido nuestro propio gobierno quien se ha preocupado de encontrar en mis palabras un peligro, porque éstas precisamente condenaban a nuestro gobierno de agachar su voluntad al más bajo estrato de lo deleznable; permitir la destrucción de su propia identidad.
¡Arriba España! ¡Arriba Europa!

